miércoles, 27 de febrero de 2013

Borrón y cuenta nueva

Cuando me equivoco siempre me dan ganas de empezar desde cero, no necesariamente regresar el tiempo, realmente empezar desde cero. Pero quien hable de “borrón y cuenta nueva” como algo que pasa muy seguido, yo sí le doy sus sapes. ¡No! El borrón no existe, la cuenta nueva, quizá. 

Hasta ahora todo lo que he aprendido difícilmente lo he aplicado en donde lo aprendí, siempre es bajo otro contexto, en otro lugar y con personas diferentes. Así, dejo atrás el lugar y a la persona con quien la cagué, la razón es muy simple: vergüenza. 

Desafortunadamente para mi forma de ser, no puedo estar cambiando de casa, de oficina, de look, de compañeros, de papás, de hermana, de lo que es rutinario… cambiarlo así, como si fueran chones, ¡pues no! Darle un giro al asunto sí se puede, pero hacerlo cada vez que me equivoco en todos esos contextos, imposible. 

Más allá de que me cueste ofrecer disculpas me cuestan trabajo dos cosas: Entender por qué me equivoco y la segunda, perdonarme por ello. Lo de buscar solución es lo menos caótico del asunto, porque en el peor de los casos se arregla sólo diciendo la verdad y poniendo mi cara de tarada ofreciendo disculpas, y si eso es el peor de los casos, lo demás es pan comido. 

Lo que me cuesta más trabajo es entender que todo el mundo la caga y que los regaños o llamadas de atención no son bombas atómicas en mi sistema linfático, que son sólo experiencias. Todavía no aprendo a tomar lo que me dice la gente de distintas formas, primero de quién viene y segundo de quien no entiende el contexto. Cuesta trabajo tomar realmente lo que se necesita y dejar pasar lo que no, porque sigo creyendo que los que me regañan son perfectos y… ¡no, no lo son! También se equivocan. 

¡Uhhh! ¿Perdonarme y seguir adelante? He ahí el dilema. No me perdono y mi equivocación sigue loopeando en mi cabeza, creo que el mundo la recuerda, pero no entiendo que yo no soy el centro de su universo. La gente olvida los errores de los demás porque están enfocados en los suyos, y cuando se da el caso de que enfatizan los ajenos es precisamente por eso, porque quieren olvidar los propios. 

Es MUY difícil aplicar el borrón porque implicaría olvidar lo que no debe olvidarse, sino aprender. Díganme, ¿con qué facilidad aprenden de sus experiencias? Bueno, hasta hay una canción que lo legitima: (va masomenos así) “Tropecé de nuevo y con la misma piedra”, así que no es de extrañarse que tenga las mismas conversaciones incómodas cada vez que la cago, porque aprender no es tarea fácil.

… 

Bendiciones, locos.

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miércoles, 27 de febrero de 2013

Borrón y cuenta nueva

Cuando me equivoco siempre me dan ganas de empezar desde cero, no necesariamente regresar el tiempo, realmente empezar desde cero. Pero quien hable de “borrón y cuenta nueva” como algo que pasa muy seguido, yo sí le doy sus sapes. ¡No! El borrón no existe, la cuenta nueva, quizá. 

Hasta ahora todo lo que he aprendido difícilmente lo he aplicado en donde lo aprendí, siempre es bajo otro contexto, en otro lugar y con personas diferentes. Así, dejo atrás el lugar y a la persona con quien la cagué, la razón es muy simple: vergüenza. 

Desafortunadamente para mi forma de ser, no puedo estar cambiando de casa, de oficina, de look, de compañeros, de papás, de hermana, de lo que es rutinario… cambiarlo así, como si fueran chones, ¡pues no! Darle un giro al asunto sí se puede, pero hacerlo cada vez que me equivoco en todos esos contextos, imposible. 

Más allá de que me cueste ofrecer disculpas me cuestan trabajo dos cosas: Entender por qué me equivoco y la segunda, perdonarme por ello. Lo de buscar solución es lo menos caótico del asunto, porque en el peor de los casos se arregla sólo diciendo la verdad y poniendo mi cara de tarada ofreciendo disculpas, y si eso es el peor de los casos, lo demás es pan comido. 

Lo que me cuesta más trabajo es entender que todo el mundo la caga y que los regaños o llamadas de atención no son bombas atómicas en mi sistema linfático, que son sólo experiencias. Todavía no aprendo a tomar lo que me dice la gente de distintas formas, primero de quién viene y segundo de quien no entiende el contexto. Cuesta trabajo tomar realmente lo que se necesita y dejar pasar lo que no, porque sigo creyendo que los que me regañan son perfectos y… ¡no, no lo son! También se equivocan. 

¡Uhhh! ¿Perdonarme y seguir adelante? He ahí el dilema. No me perdono y mi equivocación sigue loopeando en mi cabeza, creo que el mundo la recuerda, pero no entiendo que yo no soy el centro de su universo. La gente olvida los errores de los demás porque están enfocados en los suyos, y cuando se da el caso de que enfatizan los ajenos es precisamente por eso, porque quieren olvidar los propios. 

Es MUY difícil aplicar el borrón porque implicaría olvidar lo que no debe olvidarse, sino aprender. Díganme, ¿con qué facilidad aprenden de sus experiencias? Bueno, hasta hay una canción que lo legitima: (va masomenos así) “Tropecé de nuevo y con la misma piedra”, así que no es de extrañarse que tenga las mismas conversaciones incómodas cada vez que la cago, porque aprender no es tarea fácil.

… 

Bendiciones, locos.

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