lunes, 14 de julio de 2014

Pasión por la pasión

Realmente creí que iba a sufrir el Mundial, porque hasta hace 4 años nunca había estado tan cerca de personas que se apasionaran tanto por el futbol, pensé que me asquearía de la enajenación mundialista. Pero, gratamente no pasó y de hecho, me divertí hartísimo. 

En fin, lo que aprendí con el Mundial fue que para disfrutarlo tienes que “irle” con verdadera pasión a un equipo. En el camino conoces sobre los países, los jugadores, los grupos, y en este año en particular a divertirte con los memes. Yo aprendí eso porque nunca había seguido un Mundial y aunque puede parecer obvio el “irle”, para mí no cuenta si no te apasionas, como no lo hice otros años. 

Fue sabrosa la experiencia y aunque me distraje en la mayoría de los partidos que pude ver, porque no puedo seguir tanto tiempo un balón, me gustó verlos en el trabajo con amigos y bajo circunstancias cagadas, me gustó estar en familia o con mi esposo, me gustaron las “ganas” de que hubieran goles. Sí, me gustó, aunque yo no sea una ferviente fanática del fucho. 

Vivir con pasión estos días fue adrenalina pura y un shot de vitaminas para mis ratos libres. Me gustan esas “ganas” de que suceda algo positivo, y aunque me estresan las competencias, precisamente porque alguien tiene que perder, es conocer el esfuerzo, las estrategias, el trabajo diario y la mentalidad triunfadora, lo que deberíamos tener más de un mes en nuestras vidas. 

Fueron días de fiesta en una parte del mundo y de algunas lágrimas por tanta pasión. Aunque en otra parte fue llanto por otra guerra mucho más cruda e inhumana, allá en Gaza, donde la pasión está rota. ¿Qué tiene que ver con el Mundial? En realidad, ambos acontecimientos sólo están relacionados con mi aprendizaje sobre la pasión, sin que ahonde en este tema en particular porque sólo tengo una opinión utópica sobre él. 

Quise hacer este último comentario porque resumí un mes de mi vida en una palabra: “Pasión”, lo que me ayudó a sentir que hay razones para querer vivir esta vida loca, loca. Porque sí, disfruté el Mundial, también lloré a lágrima moco y baba por fracasos propios relacionados con mis borrosas pasiones, aunado a lo que pasa en el planeta estos días. Ya saben, el hoy no circula, el tema Claudia Cervantes y el balón de oro para Messi. 

¡Pffff! Se acabó el Mundial, continúa la Guerra y en mí quedaron pedacitos de pasiones que me están ayudando a encontrar la mía. Por cierto, bien por Alemania, pero qué bajón, che.



lunes, 14 de julio de 2014

Pasión por la pasión

Realmente creí que iba a sufrir el Mundial, porque hasta hace 4 años nunca había estado tan cerca de personas que se apasionaran tanto por el futbol, pensé que me asquearía de la enajenación mundialista. Pero, gratamente no pasó y de hecho, me divertí hartísimo. 

En fin, lo que aprendí con el Mundial fue que para disfrutarlo tienes que “irle” con verdadera pasión a un equipo. En el camino conoces sobre los países, los jugadores, los grupos, y en este año en particular a divertirte con los memes. Yo aprendí eso porque nunca había seguido un Mundial y aunque puede parecer obvio el “irle”, para mí no cuenta si no te apasionas, como no lo hice otros años. 

Fue sabrosa la experiencia y aunque me distraje en la mayoría de los partidos que pude ver, porque no puedo seguir tanto tiempo un balón, me gustó verlos en el trabajo con amigos y bajo circunstancias cagadas, me gustó estar en familia o con mi esposo, me gustaron las “ganas” de que hubieran goles. Sí, me gustó, aunque yo no sea una ferviente fanática del fucho. 

Vivir con pasión estos días fue adrenalina pura y un shot de vitaminas para mis ratos libres. Me gustan esas “ganas” de que suceda algo positivo, y aunque me estresan las competencias, precisamente porque alguien tiene que perder, es conocer el esfuerzo, las estrategias, el trabajo diario y la mentalidad triunfadora, lo que deberíamos tener más de un mes en nuestras vidas. 

Fueron días de fiesta en una parte del mundo y de algunas lágrimas por tanta pasión. Aunque en otra parte fue llanto por otra guerra mucho más cruda e inhumana, allá en Gaza, donde la pasión está rota. ¿Qué tiene que ver con el Mundial? En realidad, ambos acontecimientos sólo están relacionados con mi aprendizaje sobre la pasión, sin que ahonde en este tema en particular porque sólo tengo una opinión utópica sobre él. 

Quise hacer este último comentario porque resumí un mes de mi vida en una palabra: “Pasión”, lo que me ayudó a sentir que hay razones para querer vivir esta vida loca, loca. Porque sí, disfruté el Mundial, también lloré a lágrima moco y baba por fracasos propios relacionados con mis borrosas pasiones, aunado a lo que pasa en el planeta estos días. Ya saben, el hoy no circula, el tema Claudia Cervantes y el balón de oro para Messi. 

¡Pffff! Se acabó el Mundial, continúa la Guerra y en mí quedaron pedacitos de pasiones que me están ayudando a encontrar la mía. Por cierto, bien por Alemania, pero qué bajón, che.