lunes, 14 de julio de 2014

Pasión por la pasión

Realmente creí que iba a sufrir el Mundial, porque hasta hace 4 años nunca había estado tan cerca de personas que se apasionaran tanto por el futbol, pensé que me asquearía de la enajenación mundialista. Pero, gratamente no pasó y de hecho, me divertí hartísimo. 

En fin, lo que aprendí con el Mundial fue que para disfrutarlo tienes que “irle” con verdadera pasión a un equipo. En el camino conoces sobre los países, los jugadores, los grupos, y en este año en particular a divertirte con los memes. Yo aprendí eso porque nunca había seguido un Mundial y aunque puede parecer obvio el “irle”, para mí no cuenta si no te apasionas, como no lo hice otros años. 

Fue sabrosa la experiencia y aunque me distraje en la mayoría de los partidos que pude ver, porque no puedo seguir tanto tiempo un balón, me gustó verlos en el trabajo con amigos y bajo circunstancias cagadas, me gustó estar en familia o con mi esposo, me gustaron las “ganas” de que hubieran goles. Sí, me gustó, aunque yo no sea una ferviente fanática del fucho. 

Vivir con pasión estos días fue adrenalina pura y un shot de vitaminas para mis ratos libres. Me gustan esas “ganas” de que suceda algo positivo, y aunque me estresan las competencias, precisamente porque alguien tiene que perder, es conocer el esfuerzo, las estrategias, el trabajo diario y la mentalidad triunfadora, lo que deberíamos tener más de un mes en nuestras vidas. 

Fueron días de fiesta en una parte del mundo y de algunas lágrimas por tanta pasión. Aunque en otra parte fue llanto por otra guerra mucho más cruda e inhumana, allá en Gaza, donde la pasión está rota. ¿Qué tiene que ver con el Mundial? En realidad, ambos acontecimientos sólo están relacionados con mi aprendizaje sobre la pasión, sin que ahonde en este tema en particular porque sólo tengo una opinión utópica sobre él. 

Quise hacer este último comentario porque resumí un mes de mi vida en una palabra: “Pasión”, lo que me ayudó a sentir que hay razones para querer vivir esta vida loca, loca. Porque sí, disfruté el Mundial, también lloré a lágrima moco y baba por fracasos propios relacionados con mis borrosas pasiones, aunado a lo que pasa en el planeta estos días. Ya saben, el hoy no circula, el tema Claudia Cervantes y el balón de oro para Messi. 

¡Pffff! Se acabó el Mundial, continúa la Guerra y en mí quedaron pedacitos de pasiones que me están ayudando a encontrar la mía. Por cierto, bien por Alemania, pero qué bajón, che.



miércoles, 25 de junio de 2014

Culpando al DF

¡Qué días tan raros, che! El tiempo pasa medio aguado y no me gusta. He extrañado muchísimo a mi pueblo, mi bici, la escuela, a mi hermana, las caricaturas, la comida de mi mamá, los viajes a la playa y las tardes de Mafalda.

Vivir en el DF me ha costado mucho trabajo, tanto que ya no sé cuánto, me sigo sintiendo ajena y algo perdida. Aunque el estar aquí me ha hecho pasar por un amor muy grande, también he llorado por cosas que no entiendo.

En estos momentos quise echarle la culpa al DF del estar extraviada, sobre todo porque cuando era pequeña, y convivía con uno que otro pato, la vida era más fácil, al menos tenía tantas ganas de que pasaran cosas y sabía qué quería: ir a la escuela y ver caricaturas. Hoy no tengo idea.

Estar en la ciudad a mis 17 era necesario para ir a la universidad y poder trabajar en lo que siempre me ha impresionado: los medios. Lo logré, pero quedé desilusionada, no porque dejen de ser impresionantes, sino porque hay que adaptarse mucho a otras cosas que nada tienen que ver con el trabajo, por ejemplo, las personas.

El aprendizaje fue rudo y bastante cagante, he ido de un lado a otro pretendiendo que la situación mejore, pero no, yo soy la que tiene que hacer de su burbuja una muy linda. En esa búsqueda me perdí más, encontré tantas opciones que en ninguna soy especialista, chale.

De profesora a redactora, a locutora; luego, closed captionista, guionista, CM, cositas y todóloga… en el camino, me perdí. Alguien a quien amo mucho me dijo: “estamos destinados a la grandeza”, pero sigo sintiéndome talla cero, no por victimizarme, sino porque no sé pa’ dónde crecer.  En fin, creo que en el fondo sé lo que quiero, pero sigo atrapada en el sueño citadino.

Aquí nomás, culpando al DF de mis desgracias.
Suele pasar.



miércoles, 11 de junio de 2014

Herencia nómada

Solía asombrarme cómo mi abuela se movía de un sitio a otro sin pena ni gloria, a veces me ponía muy mal el pensar en las dificultades de los inicios, de rostros desconocidos, de una cama distinta y hasta de olores y costumbres sin raíces. Hoy ya no reniego de mi herencia.

Descubrí que odio ser sedentaria, el mismo lugar durante tanto tiempo genera rutina, hartazgo y pocas cosas por descubrir. No me gusta permanecer màs de ocho horas frente a la computadora y es que detesto quedarme en un mismo sitio todos los días como si fuera gallina clueca.

Me molesta mimetizarme con la cama los fines de semana, aunque esté cansada, quiero salir del sistema, de la rutina, de lugares que me asfixian y sin aire acondicionado. Quiero ver al mundo, no quiero trabajar 40 años de mi vida buscando una jubilación. Antes me era imposible imaginarme vivir como mi ascendencia, ahora... la imaginación es una ironía.

Pensé tanto tiempo que mi familia nada tenía qué ver conmigo, estaba equivocada, no hablaré de defectos, ni de virtudes, sino de estilo de vida. Tal vez sean genes, aprendizaje, o “sepan cuántos”, pero yo soy, en cierta medida, como ellos. Debí imaginarlo si mi palabra predilecta me pellizca el orgullo todos los días: “¡Libertad!”, Sir. William Wallace.

Hoy soy muy distinta a la niña que rumiaba su origen, la de pensamientos cuadrados (en realidad sólo se achataron las esquinas), la ordenada y meticulosa que se levantaba todos los días a las 7 de la mañana para ir a la escuela y rogaba porque se acabaran las vacaciones, la que tenía miedo al regaño, la que no quería acompañar de viaje a sus padres y odiaba que no tuvieran un trabajo fijo. 

No seré a imagen y semejanza de mis viejos, nunca, pero llevaré su esencia por siempre.

Así las cosas…



domingo, 4 de mayo de 2014

A un año

El matrimonio es una cosa bonita, pero con algunos errores en el sistema, es complicado, es agotador y en ocasiones también es inexplicable. Me costó trabajo tomar la decisión de escribir sobre mi estado civil, porque conforme pasaban los días el enfoque variaba entre negativo a positivo hasta llegar a un caos estúpido, pero hoy vale la pena, así que aquí voy. 

Este año de casada ha sido tantito desesperante (por aquello de convivir con dos formas de ser), pero también ha sido tremendamente maravilloso. Algo cambió entre nosotros, y aquí va lo inexplicable, porque a pesar de vivir la misma rutina que un año antes, el estar casados me hace sentir diferente, sigo sin entender por qué, pero se siente bien, muy bien. 

Lo complicado está en que hay días en los que no entiendo por qué lo hice, aún más cuando me preguntan la verdadera razón, más allá de la fiesta y el cumplir socialmente. Mi respuesta: lo hice porque es la primera vez que amo de “esta manera”. ¿Cuál? Si lo pudiera explicar ya no sería de “esta manera”. 

En el pasado creí que yo no estaba hecha para una relación de pareja, al final creo que esto les pasa por la mente a muchos. Hoy estoy segura que sí estoy hecha, pero también estoy segura que si no tuviera pareja me encontraría en una pieza, porque él me ha hecho sentirme feliz aún en su ausencia. 

En este tiempo he aprendido más de mí misma de lo que me gustaría, eso incluye defectos escondidos y virtudes muy halagadoras. También aprendí sobre el valor que tengo como persona y lo que puedo lograr por mí misma. En resumen, ahora me quiero mucho más que ayer, gracias a él. 

Me sorprendió escribir esto, porque en realidad pensaría que el tratar el tema del matrimonio implica hablar más sobre la relación con tu pareja, que contigo misma, fue un gran descubrimiento. Quizá en esto de conocerme, también lo conocí a él, es mío y es el cómplice al que quiero besar todos los días y mucho. 

En fin, llevamos un año, así que la expertiz nos falla bastante, pero tengo fe en él, en mí y en nuestros planes coquetos. Yo sí creo que durará mucho tiempo, porque hemos trabajado para ser felices por nuestra cuenta y aún más estando juntos, espero que con eso evitemos una que otra frustración futura (crucemos dedos). 

 ¡Feliz aniver- saurio, changuito!


miércoles, 30 de abril de 2014

Un "no" positivo

Con lo que hoy escuché no sólo aprendí sobre el por qué decir "No", también fue un aprendizaje para escucharlo. El NO al pedir trabajo, el NO al ofrecer tu amistad, el NO de quienes amas. 

El primero porque quizá sólo te falte experiencia y tiempo para que llegue un Sí; el segundo porque es importante saber quiénes deben estar fuera de tu vida; y el tercero porque un "no" de quienes amas no significa falta de amor, sino que quizá no es el momento oportuno. 

Recibir con buenos ojos un "no" es también ponerle límites a tu ego. Después de todo, con paciencia, el monosílabo se transforma positivamente. Gracias, Doris.


lunes, 24 de febrero de 2014

Ideales inmortales

No deberíamos enamorarnos de ideales inmortales, no existen. Los cambios también los matan, corrompen o mejoran, who knows. Me acostumbré a pensar que el “para siempre” podía existir y me falló el cálculo, así nomás, el edificio que estaba hecho de ladrillos se transformó en uno de naipes y me asusté mucho. Reaccioné mal.

Este año se volvió una loca y no sé cómo tratarlo. Hubo cambios fuera de mí que modificaron mis bases, nada de encimita, realmente llegaron a los pilares que me sostenían. Me dijeron cosas que jamás creí escuchar, desconocí a las personas y en ocasiones también a mí misma, eso pasa cuando cambian tu esquema, cuando descubres que la inmortalidad es para los ilusos.

Yo también modifiqué mi estructura, arriesgué mi comodidad por un nuevo destino, sonaba atractivo cuando lo decidí, flaqueé cuando sucedía y ahora lloriqueo por las calles. Extraño mucho lo que logré, aunque poco a poco me doy cuenta que los logros importantes están en el “sólo por hoy”. No quiero caer en la soberbia de creer saberlo todo, con lagrimitas y así, acepto el reto de dejar lo que hice en ocho años fuera de la universidad, por aprender mucho más.

Lo pongo por escrito porque se lo merece la plática que tuve el domingo por la tarde. Me dijeron que uno nunca termina de esforzarse, pero que se vale tomar descansos, de todo. Reconozco que hay días en los que no sé qué es lo que quiero y me frustro mucho por ello, pero en la plática descubrí que a veces no tengo por qué saberlo y si pasa, es mejor distraerse del asunto. ¡Buéh! Es más fácil escribirlo que hacerlo.

El 2014 apenas lleva dos meses y ya hubo grandes cambios, me intriga saber lo que me esperan los días. Lo que sí me queda claro es que necesito depurar mi cabecita, acomodar lo que me toca y entregar lo que no. El ideal de vida del que tanto hablaba mamá se puede lograr, pero no sería justo volverlo a etiquetar como inmortal, porque los cambios existen lo quiera o no.

P.D. “Sólo por hoy” voy a comerme unas galletitas de chocolate aunque no haya hecho ejercicio. Mentira, sí hice. :P







miércoles, 29 de enero de 2014

Ser feliz con amor


“Yo quiero ser feliz” es lo que voy a responder de ahora en adelante cada vez que me pregunten: “¿Qué quieres de tu vida?” Sí, eso quiero, quiero ser feliz, muy feliz. Encontré la fórmula mágica para ello, los ingredientes están, la aplicación es lo difícil. Les explico.

En los últimos tres años aprendí mucho sobre el amor y descubrí que es la clave de mi felicidad. Todos los días tuve que escribir sobre él en manifestaciones positivas que involucraban al amor en todo lo que somos y lo que hacemos, fue un trabajo realmente delicioso.

Escribí en 140 caracteres, y cuando se me permitía hasta en más, cómo podías descubrir el amor: por ti, por tu pareja, por tu familia, por tus amigos, por tu mascota, por tu trabajo, por la naturaleza, por las reivindicaciones sociales, por las festividades, por gustos excéntricos, en fin. Leí mucho y también puse de mi cosecha.

Ahora, mi fórmula para ser feliz es: amar con todas mis fuerzas, todo el tiempo. Ya sé, suena cursi, pero funciona, el amor me llevó a hacer ejercicio, comer saludable, pensar en los otros, sonreír todos los días, realizar mi trabajo con dedicación y humildad, hacer pequeños sacrificios, levantarme temprano, llegar a mis metas, no hacerle a los otros lo que no me gustaría que me hicieran, a perdonar.

Aplicar la fórmula consiste en que el amor por “algo” no tiene que ser enfermizo. Voy a utilizar el ejemplo del trabajo: Existen personas que lo aman por encima de todos, pero en lugar de ser amor, se vuelve una obsesión (ajá sí, como la canción), así empiezan a creer que es lo único en su vida, lo celan, lo maltratan y embarran a los que están a su alrededor (cucú y súper cucú).  No hay equilibrio en ellos, y es que hay tantas cosas que podemos amar al mismo tiempo y sin interferencia.

Desde mi muy particular punto de vista, amar al trabajo de forma enfermiza es buscar poder en un lugar donde se va a aprender, salir tarde solo para quedar bien, maltratar a los compañeros de trabajo para obtener resultados que solo benefician intereses personales (cuáles, no sé), humillar a las personas  porque su puesto se los permite, cacarear triunfos que no son propios y hablar mucho y hacer poco.

Hoy quiero decirles también que aprendí a valorar mi trabajo y amarlo con respeto, también aprendí que lo que siempre hablará de mí es lo que he hecho, nunca lo que yo diga será tan efectivo como lo que a simple vista se ve. Así nunca tendré miedo de que vaya a donde vaya encontraré pasión y amor por lo que haga, porque respeto mi trabajo. Y bueno, el amor enfermizo se da en tantos lados, el trabajo fue mi ejemplo, encuentre usté los propios.

Lo dije, la fórmula está ahí, e insisto lo difícil es aplicarla, porque muchas veces me dejé llevar por pensamientos obsesivos que mi hicieron daño, por darle importancia a cosas que no la tenían, por ser soberbia y creer que yo hacía siempre las cosas bien, por la incongruencia propia del ser humano y porque sí, el chisme es sabroso.

Hoy quiero dejar atrás el criticar por criticar, quiero ser alguien que juzgue su propio mundo bajo sus propios errores y dejar que el mundo se destruya solo si así lo quiere. No voy a permitirme el autosabotear todo lo que he trabajado. Mi gastritis, las clases que di, el escribir noticias, el trabajar de noche (de esa clase de trabajo no) y el ser todóloga me dan el derecho a seguir aprendiendo y disfrutar el proceso.

Nomás por no dejar, quiero manifestar que la fórmula puede aplicarse bajo distintos objetivos. Si el dinero y la posición es lo que buscan, chingón, pero no esperen que los demás tengan la misma meta, existen personas como yo que no buscan ser jefes, sino líderes (algún día, crucen dedos).

La vida es maravillosa y yo amo mucho a mi esposo, a mi papá, a mi mamá, a mi hermana, a mis tíos, a mis primos, a mi familia política, a mis amigos, a la gente buena ondita, a mi trabajo y al arcoíris jeje.

Aquí les dejo la canción que me ha manteniendo con ganas de que todo funcione. Ustedes saben, soy rete popera, así que si encuentran el símil en el género musical de su preferencia, está igualmente chingón.

PD. Gracias por leer mi chorote. Ahora sí:


jueves, 2 de enero de 2014

Evocando el sentimiento

Interactive disfrutando el 2014.


miércoles, 1 de enero de 2014

Chau, 2013 - Hola, 2014

Resumiendo el 2013 y recibiendo al 2014: El año pasado se me ocurrió casarme y ha sido lo más chingón que me ha pasado en muuuucho tiempo. Ahora tengo con quien pelearme y hacerle la vida de cuadritos, también tengo a alguien que me defienda de los bravucones y quien acepta mis punes solo con un "eres una marrana" en lugar de abandonarme por ello.

Ahora tengo a alguien a quien gangrenarle el brazo mientras me abraza por las noches, también tengo a un borracho divertido y quien paga por mis canales favoritos para ya no tener TV abierta, ni robarme el Internet. A alguien que tiende la cama casi todos los días y quien no deja la tapa del baño levantada. Tengo a alguien para hostigar con besos y alguien que me hace llorar, sentir celos, ira, admiración y un profundo amor.

Cerré el año en familia y con nuevas promesas. Por cierto, ahora hice propósitos: estresarme menos y disfrutar el viaje, difícil, lo sé, pero el año pasado trajo grandes lecciones que no estoy dispuesta a aprender de nuevo #niquefueramel. Todo el año fue una ganga, porque ahora de verdad ya no estoy sola. Mi mano izquierda y su dedo anular ya no serán los mismos.

El 2013 fue increíble porque me casé, así de sencillo y especial, pero también trajo muchos albures entre amigos y comidas en Acir con Panditas, Takis y Krankys de postre. Me regaló borracheras con “te quiero mushos” incluídos. Además, obtuve la bendición de ver a mis padres con alegría y sin frustración por la distancia.

Aprendí aún más sobre redes sociales, creé fanpages en FB, escribí muchísimos post, tomé un chingo de fotos de personas famosas a quien stalkeaba con mi teléfono (les tomo foto aunque no se dejen). Puse a prueba mi tolerancia y cambié de compu como tres veces para terminar con una muy choncha, llegaron nuevos integrantes al equipo. Hemos crecido, hemos cambiado, hemos madurado.

Mis amigos también tomaron decisiones importantes: se casaron, algunos se comprometieron, empezaron un noviazgo, regresaron, se fueron, dejaron su trabajo para lanzarse a la aventura, se embarazaron, tuvieron hijos, decidieron irse del país. El 2013 fue un año de cambios inesperados con voltereta de 360 grados.

También el año pasado fue muy excitante, vi dos veces a mi hermana, vi a mi primo, a mis primas, conviví más con Tiuchis y Gus. Encontré a nuevos amigos y a una bola, Coco cambió de look como tres veces, corrí menos, pero hice más ejercicio del esperado, bajé y subí de peso, me corté el cabello (mucho), obtuvimos muebles nuevos, todo salió bien en mis exámenes médicos, me estresé, pero también amé mucho. En fin.

Espero que el 2014 me traiga lo que le pedí porque eso implica portarse mal, muy mal (guiño, guiño). ¡Bienvenido, putito! Ahí te encargo no cobrar facturas en diciembre. ¡Y que el viaje dure lo que tenga que durar! #malditoalcohol

Por cierto, también hice muchísimas caricaturas, eso quiere decir que o me volví más productiva o mi círculo de personitas especiales creció, quiero creer que fueron ambas.

A seguirle poniendo huevos… 2014.




*Estas caricaturas fueron hechas en 2013. Yeah!!!

lunes, 14 de julio de 2014

Pasión por la pasión

Realmente creí que iba a sufrir el Mundial, porque hasta hace 4 años nunca había estado tan cerca de personas que se apasionaran tanto por el futbol, pensé que me asquearía de la enajenación mundialista. Pero, gratamente no pasó y de hecho, me divertí hartísimo. 

En fin, lo que aprendí con el Mundial fue que para disfrutarlo tienes que “irle” con verdadera pasión a un equipo. En el camino conoces sobre los países, los jugadores, los grupos, y en este año en particular a divertirte con los memes. Yo aprendí eso porque nunca había seguido un Mundial y aunque puede parecer obvio el “irle”, para mí no cuenta si no te apasionas, como no lo hice otros años. 

Fue sabrosa la experiencia y aunque me distraje en la mayoría de los partidos que pude ver, porque no puedo seguir tanto tiempo un balón, me gustó verlos en el trabajo con amigos y bajo circunstancias cagadas, me gustó estar en familia o con mi esposo, me gustaron las “ganas” de que hubieran goles. Sí, me gustó, aunque yo no sea una ferviente fanática del fucho. 

Vivir con pasión estos días fue adrenalina pura y un shot de vitaminas para mis ratos libres. Me gustan esas “ganas” de que suceda algo positivo, y aunque me estresan las competencias, precisamente porque alguien tiene que perder, es conocer el esfuerzo, las estrategias, el trabajo diario y la mentalidad triunfadora, lo que deberíamos tener más de un mes en nuestras vidas. 

Fueron días de fiesta en una parte del mundo y de algunas lágrimas por tanta pasión. Aunque en otra parte fue llanto por otra guerra mucho más cruda e inhumana, allá en Gaza, donde la pasión está rota. ¿Qué tiene que ver con el Mundial? En realidad, ambos acontecimientos sólo están relacionados con mi aprendizaje sobre la pasión, sin que ahonde en este tema en particular porque sólo tengo una opinión utópica sobre él. 

Quise hacer este último comentario porque resumí un mes de mi vida en una palabra: “Pasión”, lo que me ayudó a sentir que hay razones para querer vivir esta vida loca, loca. Porque sí, disfruté el Mundial, también lloré a lágrima moco y baba por fracasos propios relacionados con mis borrosas pasiones, aunado a lo que pasa en el planeta estos días. Ya saben, el hoy no circula, el tema Claudia Cervantes y el balón de oro para Messi. 

¡Pffff! Se acabó el Mundial, continúa la Guerra y en mí quedaron pedacitos de pasiones que me están ayudando a encontrar la mía. Por cierto, bien por Alemania, pero qué bajón, che.



miércoles, 25 de junio de 2014

Culpando al DF

¡Qué días tan raros, che! El tiempo pasa medio aguado y no me gusta. He extrañado muchísimo a mi pueblo, mi bici, la escuela, a mi hermana, las caricaturas, la comida de mi mamá, los viajes a la playa y las tardes de Mafalda.

Vivir en el DF me ha costado mucho trabajo, tanto que ya no sé cuánto, me sigo sintiendo ajena y algo perdida. Aunque el estar aquí me ha hecho pasar por un amor muy grande, también he llorado por cosas que no entiendo.

En estos momentos quise echarle la culpa al DF del estar extraviada, sobre todo porque cuando era pequeña, y convivía con uno que otro pato, la vida era más fácil, al menos tenía tantas ganas de que pasaran cosas y sabía qué quería: ir a la escuela y ver caricaturas. Hoy no tengo idea.

Estar en la ciudad a mis 17 era necesario para ir a la universidad y poder trabajar en lo que siempre me ha impresionado: los medios. Lo logré, pero quedé desilusionada, no porque dejen de ser impresionantes, sino porque hay que adaptarse mucho a otras cosas que nada tienen que ver con el trabajo, por ejemplo, las personas.

El aprendizaje fue rudo y bastante cagante, he ido de un lado a otro pretendiendo que la situación mejore, pero no, yo soy la que tiene que hacer de su burbuja una muy linda. En esa búsqueda me perdí más, encontré tantas opciones que en ninguna soy especialista, chale.

De profesora a redactora, a locutora; luego, closed captionista, guionista, CM, cositas y todóloga… en el camino, me perdí. Alguien a quien amo mucho me dijo: “estamos destinados a la grandeza”, pero sigo sintiéndome talla cero, no por victimizarme, sino porque no sé pa’ dónde crecer.  En fin, creo que en el fondo sé lo que quiero, pero sigo atrapada en el sueño citadino.

Aquí nomás, culpando al DF de mis desgracias.
Suele pasar.



miércoles, 11 de junio de 2014

Herencia nómada

Solía asombrarme cómo mi abuela se movía de un sitio a otro sin pena ni gloria, a veces me ponía muy mal el pensar en las dificultades de los inicios, de rostros desconocidos, de una cama distinta y hasta de olores y costumbres sin raíces. Hoy ya no reniego de mi herencia.

Descubrí que odio ser sedentaria, el mismo lugar durante tanto tiempo genera rutina, hartazgo y pocas cosas por descubrir. No me gusta permanecer màs de ocho horas frente a la computadora y es que detesto quedarme en un mismo sitio todos los días como si fuera gallina clueca.

Me molesta mimetizarme con la cama los fines de semana, aunque esté cansada, quiero salir del sistema, de la rutina, de lugares que me asfixian y sin aire acondicionado. Quiero ver al mundo, no quiero trabajar 40 años de mi vida buscando una jubilación. Antes me era imposible imaginarme vivir como mi ascendencia, ahora... la imaginación es una ironía.

Pensé tanto tiempo que mi familia nada tenía qué ver conmigo, estaba equivocada, no hablaré de defectos, ni de virtudes, sino de estilo de vida. Tal vez sean genes, aprendizaje, o “sepan cuántos”, pero yo soy, en cierta medida, como ellos. Debí imaginarlo si mi palabra predilecta me pellizca el orgullo todos los días: “¡Libertad!”, Sir. William Wallace.

Hoy soy muy distinta a la niña que rumiaba su origen, la de pensamientos cuadrados (en realidad sólo se achataron las esquinas), la ordenada y meticulosa que se levantaba todos los días a las 7 de la mañana para ir a la escuela y rogaba porque se acabaran las vacaciones, la que tenía miedo al regaño, la que no quería acompañar de viaje a sus padres y odiaba que no tuvieran un trabajo fijo. 

No seré a imagen y semejanza de mis viejos, nunca, pero llevaré su esencia por siempre.

Así las cosas…



domingo, 4 de mayo de 2014

A un año

El matrimonio es una cosa bonita, pero con algunos errores en el sistema, es complicado, es agotador y en ocasiones también es inexplicable. Me costó trabajo tomar la decisión de escribir sobre mi estado civil, porque conforme pasaban los días el enfoque variaba entre negativo a positivo hasta llegar a un caos estúpido, pero hoy vale la pena, así que aquí voy. 

Este año de casada ha sido tantito desesperante (por aquello de convivir con dos formas de ser), pero también ha sido tremendamente maravilloso. Algo cambió entre nosotros, y aquí va lo inexplicable, porque a pesar de vivir la misma rutina que un año antes, el estar casados me hace sentir diferente, sigo sin entender por qué, pero se siente bien, muy bien. 

Lo complicado está en que hay días en los que no entiendo por qué lo hice, aún más cuando me preguntan la verdadera razón, más allá de la fiesta y el cumplir socialmente. Mi respuesta: lo hice porque es la primera vez que amo de “esta manera”. ¿Cuál? Si lo pudiera explicar ya no sería de “esta manera”. 

En el pasado creí que yo no estaba hecha para una relación de pareja, al final creo que esto les pasa por la mente a muchos. Hoy estoy segura que sí estoy hecha, pero también estoy segura que si no tuviera pareja me encontraría en una pieza, porque él me ha hecho sentirme feliz aún en su ausencia. 

En este tiempo he aprendido más de mí misma de lo que me gustaría, eso incluye defectos escondidos y virtudes muy halagadoras. También aprendí sobre el valor que tengo como persona y lo que puedo lograr por mí misma. En resumen, ahora me quiero mucho más que ayer, gracias a él. 

Me sorprendió escribir esto, porque en realidad pensaría que el tratar el tema del matrimonio implica hablar más sobre la relación con tu pareja, que contigo misma, fue un gran descubrimiento. Quizá en esto de conocerme, también lo conocí a él, es mío y es el cómplice al que quiero besar todos los días y mucho. 

En fin, llevamos un año, así que la expertiz nos falla bastante, pero tengo fe en él, en mí y en nuestros planes coquetos. Yo sí creo que durará mucho tiempo, porque hemos trabajado para ser felices por nuestra cuenta y aún más estando juntos, espero que con eso evitemos una que otra frustración futura (crucemos dedos). 

 ¡Feliz aniver- saurio, changuito!


miércoles, 30 de abril de 2014

Un "no" positivo

Con lo que hoy escuché no sólo aprendí sobre el por qué decir "No", también fue un aprendizaje para escucharlo. El NO al pedir trabajo, el NO al ofrecer tu amistad, el NO de quienes amas. 

El primero porque quizá sólo te falte experiencia y tiempo para que llegue un Sí; el segundo porque es importante saber quiénes deben estar fuera de tu vida; y el tercero porque un "no" de quienes amas no significa falta de amor, sino que quizá no es el momento oportuno. 

Recibir con buenos ojos un "no" es también ponerle límites a tu ego. Después de todo, con paciencia, el monosílabo se transforma positivamente. Gracias, Doris.


lunes, 24 de febrero de 2014

Ideales inmortales

No deberíamos enamorarnos de ideales inmortales, no existen. Los cambios también los matan, corrompen o mejoran, who knows. Me acostumbré a pensar que el “para siempre” podía existir y me falló el cálculo, así nomás, el edificio que estaba hecho de ladrillos se transformó en uno de naipes y me asusté mucho. Reaccioné mal.

Este año se volvió una loca y no sé cómo tratarlo. Hubo cambios fuera de mí que modificaron mis bases, nada de encimita, realmente llegaron a los pilares que me sostenían. Me dijeron cosas que jamás creí escuchar, desconocí a las personas y en ocasiones también a mí misma, eso pasa cuando cambian tu esquema, cuando descubres que la inmortalidad es para los ilusos.

Yo también modifiqué mi estructura, arriesgué mi comodidad por un nuevo destino, sonaba atractivo cuando lo decidí, flaqueé cuando sucedía y ahora lloriqueo por las calles. Extraño mucho lo que logré, aunque poco a poco me doy cuenta que los logros importantes están en el “sólo por hoy”. No quiero caer en la soberbia de creer saberlo todo, con lagrimitas y así, acepto el reto de dejar lo que hice en ocho años fuera de la universidad, por aprender mucho más.

Lo pongo por escrito porque se lo merece la plática que tuve el domingo por la tarde. Me dijeron que uno nunca termina de esforzarse, pero que se vale tomar descansos, de todo. Reconozco que hay días en los que no sé qué es lo que quiero y me frustro mucho por ello, pero en la plática descubrí que a veces no tengo por qué saberlo y si pasa, es mejor distraerse del asunto. ¡Buéh! Es más fácil escribirlo que hacerlo.

El 2014 apenas lleva dos meses y ya hubo grandes cambios, me intriga saber lo que me esperan los días. Lo que sí me queda claro es que necesito depurar mi cabecita, acomodar lo que me toca y entregar lo que no. El ideal de vida del que tanto hablaba mamá se puede lograr, pero no sería justo volverlo a etiquetar como inmortal, porque los cambios existen lo quiera o no.

P.D. “Sólo por hoy” voy a comerme unas galletitas de chocolate aunque no haya hecho ejercicio. Mentira, sí hice. :P







miércoles, 29 de enero de 2014

Ser feliz con amor


“Yo quiero ser feliz” es lo que voy a responder de ahora en adelante cada vez que me pregunten: “¿Qué quieres de tu vida?” Sí, eso quiero, quiero ser feliz, muy feliz. Encontré la fórmula mágica para ello, los ingredientes están, la aplicación es lo difícil. Les explico.

En los últimos tres años aprendí mucho sobre el amor y descubrí que es la clave de mi felicidad. Todos los días tuve que escribir sobre él en manifestaciones positivas que involucraban al amor en todo lo que somos y lo que hacemos, fue un trabajo realmente delicioso.

Escribí en 140 caracteres, y cuando se me permitía hasta en más, cómo podías descubrir el amor: por ti, por tu pareja, por tu familia, por tus amigos, por tu mascota, por tu trabajo, por la naturaleza, por las reivindicaciones sociales, por las festividades, por gustos excéntricos, en fin. Leí mucho y también puse de mi cosecha.

Ahora, mi fórmula para ser feliz es: amar con todas mis fuerzas, todo el tiempo. Ya sé, suena cursi, pero funciona, el amor me llevó a hacer ejercicio, comer saludable, pensar en los otros, sonreír todos los días, realizar mi trabajo con dedicación y humildad, hacer pequeños sacrificios, levantarme temprano, llegar a mis metas, no hacerle a los otros lo que no me gustaría que me hicieran, a perdonar.

Aplicar la fórmula consiste en que el amor por “algo” no tiene que ser enfermizo. Voy a utilizar el ejemplo del trabajo: Existen personas que lo aman por encima de todos, pero en lugar de ser amor, se vuelve una obsesión (ajá sí, como la canción), así empiezan a creer que es lo único en su vida, lo celan, lo maltratan y embarran a los que están a su alrededor (cucú y súper cucú).  No hay equilibrio en ellos, y es que hay tantas cosas que podemos amar al mismo tiempo y sin interferencia.

Desde mi muy particular punto de vista, amar al trabajo de forma enfermiza es buscar poder en un lugar donde se va a aprender, salir tarde solo para quedar bien, maltratar a los compañeros de trabajo para obtener resultados que solo benefician intereses personales (cuáles, no sé), humillar a las personas  porque su puesto se los permite, cacarear triunfos que no son propios y hablar mucho y hacer poco.

Hoy quiero decirles también que aprendí a valorar mi trabajo y amarlo con respeto, también aprendí que lo que siempre hablará de mí es lo que he hecho, nunca lo que yo diga será tan efectivo como lo que a simple vista se ve. Así nunca tendré miedo de que vaya a donde vaya encontraré pasión y amor por lo que haga, porque respeto mi trabajo. Y bueno, el amor enfermizo se da en tantos lados, el trabajo fue mi ejemplo, encuentre usté los propios.

Lo dije, la fórmula está ahí, e insisto lo difícil es aplicarla, porque muchas veces me dejé llevar por pensamientos obsesivos que mi hicieron daño, por darle importancia a cosas que no la tenían, por ser soberbia y creer que yo hacía siempre las cosas bien, por la incongruencia propia del ser humano y porque sí, el chisme es sabroso.

Hoy quiero dejar atrás el criticar por criticar, quiero ser alguien que juzgue su propio mundo bajo sus propios errores y dejar que el mundo se destruya solo si así lo quiere. No voy a permitirme el autosabotear todo lo que he trabajado. Mi gastritis, las clases que di, el escribir noticias, el trabajar de noche (de esa clase de trabajo no) y el ser todóloga me dan el derecho a seguir aprendiendo y disfrutar el proceso.

Nomás por no dejar, quiero manifestar que la fórmula puede aplicarse bajo distintos objetivos. Si el dinero y la posición es lo que buscan, chingón, pero no esperen que los demás tengan la misma meta, existen personas como yo que no buscan ser jefes, sino líderes (algún día, crucen dedos).

La vida es maravillosa y yo amo mucho a mi esposo, a mi papá, a mi mamá, a mi hermana, a mis tíos, a mis primos, a mi familia política, a mis amigos, a la gente buena ondita, a mi trabajo y al arcoíris jeje.

Aquí les dejo la canción que me ha manteniendo con ganas de que todo funcione. Ustedes saben, soy rete popera, así que si encuentran el símil en el género musical de su preferencia, está igualmente chingón.

PD. Gracias por leer mi chorote. Ahora sí:


jueves, 2 de enero de 2014

Evocando el sentimiento

Interactive disfrutando el 2014.


miércoles, 1 de enero de 2014

Chau, 2013 - Hola, 2014

Resumiendo el 2013 y recibiendo al 2014: El año pasado se me ocurrió casarme y ha sido lo más chingón que me ha pasado en muuuucho tiempo. Ahora tengo con quien pelearme y hacerle la vida de cuadritos, también tengo a alguien que me defienda de los bravucones y quien acepta mis punes solo con un "eres una marrana" en lugar de abandonarme por ello.

Ahora tengo a alguien a quien gangrenarle el brazo mientras me abraza por las noches, también tengo a un borracho divertido y quien paga por mis canales favoritos para ya no tener TV abierta, ni robarme el Internet. A alguien que tiende la cama casi todos los días y quien no deja la tapa del baño levantada. Tengo a alguien para hostigar con besos y alguien que me hace llorar, sentir celos, ira, admiración y un profundo amor.

Cerré el año en familia y con nuevas promesas. Por cierto, ahora hice propósitos: estresarme menos y disfrutar el viaje, difícil, lo sé, pero el año pasado trajo grandes lecciones que no estoy dispuesta a aprender de nuevo #niquefueramel. Todo el año fue una ganga, porque ahora de verdad ya no estoy sola. Mi mano izquierda y su dedo anular ya no serán los mismos.

El 2013 fue increíble porque me casé, así de sencillo y especial, pero también trajo muchos albures entre amigos y comidas en Acir con Panditas, Takis y Krankys de postre. Me regaló borracheras con “te quiero mushos” incluídos. Además, obtuve la bendición de ver a mis padres con alegría y sin frustración por la distancia.

Aprendí aún más sobre redes sociales, creé fanpages en FB, escribí muchísimos post, tomé un chingo de fotos de personas famosas a quien stalkeaba con mi teléfono (les tomo foto aunque no se dejen). Puse a prueba mi tolerancia y cambié de compu como tres veces para terminar con una muy choncha, llegaron nuevos integrantes al equipo. Hemos crecido, hemos cambiado, hemos madurado.

Mis amigos también tomaron decisiones importantes: se casaron, algunos se comprometieron, empezaron un noviazgo, regresaron, se fueron, dejaron su trabajo para lanzarse a la aventura, se embarazaron, tuvieron hijos, decidieron irse del país. El 2013 fue un año de cambios inesperados con voltereta de 360 grados.

También el año pasado fue muy excitante, vi dos veces a mi hermana, vi a mi primo, a mis primas, conviví más con Tiuchis y Gus. Encontré a nuevos amigos y a una bola, Coco cambió de look como tres veces, corrí menos, pero hice más ejercicio del esperado, bajé y subí de peso, me corté el cabello (mucho), obtuvimos muebles nuevos, todo salió bien en mis exámenes médicos, me estresé, pero también amé mucho. En fin.

Espero que el 2014 me traiga lo que le pedí porque eso implica portarse mal, muy mal (guiño, guiño). ¡Bienvenido, putito! Ahí te encargo no cobrar facturas en diciembre. ¡Y que el viaje dure lo que tenga que durar! #malditoalcohol

Por cierto, también hice muchísimas caricaturas, eso quiere decir que o me volví más productiva o mi círculo de personitas especiales creció, quiero creer que fueron ambas.

A seguirle poniendo huevos… 2014.




*Estas caricaturas fueron hechas en 2013. Yeah!!!