sábado, 31 de enero de 2015

Elogio a mi perro

Lo mejor de mi perro es que no es una persona, no es voluble ni tiene millones de defectos, no hace daño con palabras (jhá), me cuida no importa qué pase, está conmigo en cualquier circunstancia y en segundos se pone en el mood para salir a pasear o para sólo estar echados todo el día. 

Coco no te discrimina si estás arregladito o despeinado, igual te llena de besucos perrunos. Tampoco le importa si está en el parque o en un sitio pequeñito, siempre quiere jugar y parece contento con ello. 

Mi perro sabe lo que quiere: comer, hacer pipí, dormir, gruñir, echarse (o al menos eso parece). 
Coco no se frustra por no tener millones en el Banco, él es feliz con una carnaza o un huesito y eso basta para disfrutar el momento. 

Tampoco le interesa cómo se ve, si le cortamos demasiado el pelito, si trae un suéter, si está lleno de nudos y lagañas, si trae correa de colores o no, a él no le importan esas pequeñeces, igual sale a pasear o se pone contento con un sobre de comida. 

A él no le interesa eso de quedar bien o fingir ser quien no es, tipo un pato sólo por convivir (jajaja), él sólo es un perro y ya, convive con los perritos que quieren convivir y sólo le gruñe a los que no, eso me parece muy honesto. 

Coco parece muy independiente en lo que siente y cómo vive, puede estar conmigo sin problemas, pegado literalmente a mí, pero también se dedica a convivir con visitas o personas nuevas para después regresar y hacerme sentir su cariño. 

No espera regalos costosos, no te lastima intencionalmente, no es hipócrita ni grosero, no tiene alardes de grandeza, no es egoísta ni egocéntrico, no le importa la religión, la política, la moda, el dinero, un puesto directivo, ni las influencias. 

Mi perro es fiel y cariñoso todos los días y a toda hora, es honesto siempre, disfruta el momento, es feliz con lo que tiene y pareciera que ama, ama, ama y sólo se dedica a amar. No sé a ustedes, pero a mí me parece que sus virtudes son un ejemplo para muchas personas. 

¡Yo amo a mi perro! Quisiera ser como él.




















lunes, 26 de enero de 2015

Me subí al tren del mame por equivocación

No conocía nada de Yayoi Kusama, la única referencia que tenía de ella era un tuit que redacté para una prueba de CM, pero nada más, ¡qué triste!, eso demuestra que tengo que abrir más los ojos y ver menos TV.

Fui a su exposición en el Museo Tamayo porque una de mis mejores amigas tenía muchas ganas de ir, así que aprovechó las vacaciones para invitarme y me latió la idea de no quedarme en casa. Al final no pudo ir, pero yo estaba lista para salir, ¿para qué quedarme?

La fila era bastante larga, en mis tres horas de espera le apachurré a unos cuantos hashtags sobre #YayoiKusama y mi expectativa creció. Compramos boletos, fuimos a desayunar y regresamos para formarnos (entrar después de una larga fila me pone nerviosa).

¡Me gustó mucho! Me gustaron más sus primeras obras, por supuesto las instalaciones, pero definitivamente mi parte favorita fue su trabajo en papel. Y vaya, descubrí que es real, es una superestrella japonesa.

Al final, sí, me subí al tren del mame y me gustó. Me gustó también aprender sobre ella y darme cuenta que hay personas extraordinarias, porque puede o no gustarles su trabajo, pero sus logros hablan por sí solos, ella es una pionera. Y sí, yo también me tomé mi selfie.

Por cierto, neta... ¡vean el videito!

 

jueves, 1 de enero de 2015

¡Feliz 2015!

El año pasado estuvo intenso, vaya que estuvo intenso. Tuve algunos inconvenientes para encontrar un trabajo que me hiciera sentir satisfecha, también recibí noticias que jamás pensé escuchar de las personas que amo y mi labor personal por estar bien fue más urgente que otros años.

Me di cuenta que el mundo es así, tal cual, que puedo empezar a aceptarlo y cambiar lo que sí está en mis manos, sé que suena trilladísimo, pero realmente entenderlo me ayudó a terminar el 2014 tranquila, más tranquila que como lo empecé.

Tengo muchos planes para el 2015, pero me alegra haber logrado mis objetivos en el año que ya pasó: pagué mis deudas (¡por fin!), empecé con el papeleo para los viajes futuros, platiqué más con mi esposito y procuré ser más feliz y un poquito menos estresada (todavía me falla ese asunto).

Este 2015 será muuuuuy importante, porque me gusta el dramatismo de llegar a nuevas décadas, cumpliré 30 (ay, nanita) y quiero celebrar diferente todo el año, cambiar el sofá y la tele por nuevos destinos y así. Quiero crecer y al mismo tiempo ser más joven todos los días.

Este es el recuento del 2014:

  • Tres empresas, varias cuentas como community manager, experiencias, experiencias y más experiencias.
  • Terminé en una revista, un sueño que siempre estuvo presente y que llegó sin buscarlo.
  • Tengo más amigos, increíbles por cierto, Element me dejó personitas maravillosas que vaya que saben alburear y hacerme reír.
  • Pensé más en la nueva familia que iniciamos en el 2013 (cuando me casé),  dejé de intentar resolver lo que no me toca, y sí amar muchísimo a quienes serán mi familia por siempre, u know.
  • Coco (nuestro perrito) se enfermó de los ojitos, creo que el tema de la vista será un tema recurrente en esta familia, chale.
  • Me sentí mucho más orgullosa de los logros del esposito, este año hizo cosas que me sorprendieron muchísimo en su trabajo y como persona, lo noté más feliz con lo que hace y me hizo sentir grande junto con él, cosa difícil por los escasos centímetros que nos caracterizan.
  • ¡Pagué mis deudas! Y me pienso embarcar en otras, pero serán más divertidas, estoy segura.
  • Vi a todos mis mejores amigos, poquito pero los vi (los amo).
  • Conviví más con “los cuñis”, me siento muy bien estando con ellos, son divertidos y me encanta la idea de estar cerca, de hecho, me fascina.
  • ¡Corrí muuuucho en todo el año! Finalicé el año con una carrera chingona: un medio maratón. No lo sentí gran cosa, pero al parecer sí lo es, y de verdad, fue la mejor carrera de mi vida.
  • Nacieron personitas que cambiaron la vida de mis amigos y de mi familia, ¡nuevos bebés siempre son una bendición!
  • ¡Fui a bodas! Bienvenidos sean a esta maravillosa y cruda realidad (guiño, guiño).
  • Me puse muy borracha en muchas fiestas, ¡qué divertido! Comí mucho de todo lo que me gusta y más.
  • Cambié de lentes a la Woody Allen ¡y me encantan! Ahora tengo fleco, más botas y más arrugas, pdrrr.
  • Lo único que no me gustó fue que hice menos caricaturas que el año pasado, tchiale, ¿alguien tiene Illustrator CS5?, odio el CS6. (La cari más reciente se la dedico a Cintio y la agrego más abajo)

Bueno, creo que eso fue lo más relevante y los dejo porque justo ahora voy a quitarle el plástico a mi calendario de Mafalda y a ver pelis. ¡Muuuack!






sábado, 31 de enero de 2015

Elogio a mi perro

Lo mejor de mi perro es que no es una persona, no es voluble ni tiene millones de defectos, no hace daño con palabras (jhá), me cuida no importa qué pase, está conmigo en cualquier circunstancia y en segundos se pone en el mood para salir a pasear o para sólo estar echados todo el día. 

Coco no te discrimina si estás arregladito o despeinado, igual te llena de besucos perrunos. Tampoco le importa si está en el parque o en un sitio pequeñito, siempre quiere jugar y parece contento con ello. 

Mi perro sabe lo que quiere: comer, hacer pipí, dormir, gruñir, echarse (o al menos eso parece). 
Coco no se frustra por no tener millones en el Banco, él es feliz con una carnaza o un huesito y eso basta para disfrutar el momento. 

Tampoco le interesa cómo se ve, si le cortamos demasiado el pelito, si trae un suéter, si está lleno de nudos y lagañas, si trae correa de colores o no, a él no le importan esas pequeñeces, igual sale a pasear o se pone contento con un sobre de comida. 

A él no le interesa eso de quedar bien o fingir ser quien no es, tipo un pato sólo por convivir (jajaja), él sólo es un perro y ya, convive con los perritos que quieren convivir y sólo le gruñe a los que no, eso me parece muy honesto. 

Coco parece muy independiente en lo que siente y cómo vive, puede estar conmigo sin problemas, pegado literalmente a mí, pero también se dedica a convivir con visitas o personas nuevas para después regresar y hacerme sentir su cariño. 

No espera regalos costosos, no te lastima intencionalmente, no es hipócrita ni grosero, no tiene alardes de grandeza, no es egoísta ni egocéntrico, no le importa la religión, la política, la moda, el dinero, un puesto directivo, ni las influencias. 

Mi perro es fiel y cariñoso todos los días y a toda hora, es honesto siempre, disfruta el momento, es feliz con lo que tiene y pareciera que ama, ama, ama y sólo se dedica a amar. No sé a ustedes, pero a mí me parece que sus virtudes son un ejemplo para muchas personas. 

¡Yo amo a mi perro! Quisiera ser como él.




















lunes, 26 de enero de 2015

Me subí al tren del mame por equivocación

No conocía nada de Yayoi Kusama, la única referencia que tenía de ella era un tuit que redacté para una prueba de CM, pero nada más, ¡qué triste!, eso demuestra que tengo que abrir más los ojos y ver menos TV.

Fui a su exposición en el Museo Tamayo porque una de mis mejores amigas tenía muchas ganas de ir, así que aprovechó las vacaciones para invitarme y me latió la idea de no quedarme en casa. Al final no pudo ir, pero yo estaba lista para salir, ¿para qué quedarme?

La fila era bastante larga, en mis tres horas de espera le apachurré a unos cuantos hashtags sobre #YayoiKusama y mi expectativa creció. Compramos boletos, fuimos a desayunar y regresamos para formarnos (entrar después de una larga fila me pone nerviosa).

¡Me gustó mucho! Me gustaron más sus primeras obras, por supuesto las instalaciones, pero definitivamente mi parte favorita fue su trabajo en papel. Y vaya, descubrí que es real, es una superestrella japonesa.

Al final, sí, me subí al tren del mame y me gustó. Me gustó también aprender sobre ella y darme cuenta que hay personas extraordinarias, porque puede o no gustarles su trabajo, pero sus logros hablan por sí solos, ella es una pionera. Y sí, yo también me tomé mi selfie.

Por cierto, neta... ¡vean el videito!

 

jueves, 1 de enero de 2015

¡Feliz 2015!

El año pasado estuvo intenso, vaya que estuvo intenso. Tuve algunos inconvenientes para encontrar un trabajo que me hiciera sentir satisfecha, también recibí noticias que jamás pensé escuchar de las personas que amo y mi labor personal por estar bien fue más urgente que otros años.

Me di cuenta que el mundo es así, tal cual, que puedo empezar a aceptarlo y cambiar lo que sí está en mis manos, sé que suena trilladísimo, pero realmente entenderlo me ayudó a terminar el 2014 tranquila, más tranquila que como lo empecé.

Tengo muchos planes para el 2015, pero me alegra haber logrado mis objetivos en el año que ya pasó: pagué mis deudas (¡por fin!), empecé con el papeleo para los viajes futuros, platiqué más con mi esposito y procuré ser más feliz y un poquito menos estresada (todavía me falla ese asunto).

Este 2015 será muuuuuy importante, porque me gusta el dramatismo de llegar a nuevas décadas, cumpliré 30 (ay, nanita) y quiero celebrar diferente todo el año, cambiar el sofá y la tele por nuevos destinos y así. Quiero crecer y al mismo tiempo ser más joven todos los días.

Este es el recuento del 2014:

  • Tres empresas, varias cuentas como community manager, experiencias, experiencias y más experiencias.
  • Terminé en una revista, un sueño que siempre estuvo presente y que llegó sin buscarlo.
  • Tengo más amigos, increíbles por cierto, Element me dejó personitas maravillosas que vaya que saben alburear y hacerme reír.
  • Pensé más en la nueva familia que iniciamos en el 2013 (cuando me casé),  dejé de intentar resolver lo que no me toca, y sí amar muchísimo a quienes serán mi familia por siempre, u know.
  • Coco (nuestro perrito) se enfermó de los ojitos, creo que el tema de la vista será un tema recurrente en esta familia, chale.
  • Me sentí mucho más orgullosa de los logros del esposito, este año hizo cosas que me sorprendieron muchísimo en su trabajo y como persona, lo noté más feliz con lo que hace y me hizo sentir grande junto con él, cosa difícil por los escasos centímetros que nos caracterizan.
  • ¡Pagué mis deudas! Y me pienso embarcar en otras, pero serán más divertidas, estoy segura.
  • Vi a todos mis mejores amigos, poquito pero los vi (los amo).
  • Conviví más con “los cuñis”, me siento muy bien estando con ellos, son divertidos y me encanta la idea de estar cerca, de hecho, me fascina.
  • ¡Corrí muuuucho en todo el año! Finalicé el año con una carrera chingona: un medio maratón. No lo sentí gran cosa, pero al parecer sí lo es, y de verdad, fue la mejor carrera de mi vida.
  • Nacieron personitas que cambiaron la vida de mis amigos y de mi familia, ¡nuevos bebés siempre son una bendición!
  • ¡Fui a bodas! Bienvenidos sean a esta maravillosa y cruda realidad (guiño, guiño).
  • Me puse muy borracha en muchas fiestas, ¡qué divertido! Comí mucho de todo lo que me gusta y más.
  • Cambié de lentes a la Woody Allen ¡y me encantan! Ahora tengo fleco, más botas y más arrugas, pdrrr.
  • Lo único que no me gustó fue que hice menos caricaturas que el año pasado, tchiale, ¿alguien tiene Illustrator CS5?, odio el CS6. (La cari más reciente se la dedico a Cintio y la agrego más abajo)

Bueno, creo que eso fue lo más relevante y los dejo porque justo ahora voy a quitarle el plástico a mi calendario de Mafalda y a ver pelis. ¡Muuuack!