lunes, 19 de agosto de 2013

Otro post triste


Buéh, es lunes otra vez y yo sigo con el zapato atascado en shit, es bastante triste reconocer que tengo que obligarme todos los días a sacudirme el pie para poder caminar. Estoy frustrada, estresada, aburrida, enojada y esperando el viernes con hartas ganas. 

Sigo peleándome con la utopía y los círculos viciosos.  Extraño mucho el descubrir el mundo con admiración, cuando de chavita aprendía sobre el polo norte, el petróleo, la conjugación de los verbos;  ahora el aprendizaje es sólo para sobrevivir, todo por encimita, experimentando el convivir con quien no quiero estar. 

Encontré muchas ventajas de mi paso por la escuela, pero ahora la que más me acomoda es la de pasar un tiempo y superar  la molestia: “Nomás paso el año y se acaba la materia”. ¿Ahora? Como diría mi sensei Mafalda, esto es un “antro de rutina” y pa’ colmo sin fin. 

Me siento muy perdida, ¿saben? Sé que lo que hago puede hacerme ganar dinero, pero no sé por dónde empezar. Sé  lo que sé hacer, pero no sé con quién debo hacerlo, dónde y bajo qué propósito, así de cantinflesco el asunto y todos sabemos que de esta manera no llegaré a ningún sitio. 

Tenía ganas del fin del mundo, no sé, quizá esperaba que un apocalipsis acabara con la apatía y nos dejara con ganas de amar al mundo en general. Nada pasó, todo sigue igual, la misma shit en mi zapato, las mismas cadenas, la misma gente, los mismos inconscientes, los mismos groseros, los mismos desconfiados, los mismos mediocres. Todo igual. 

Antes tuve las pelotas de irme del lugar donde me sentía agredida y explotada. Me fui y me fue mejor sólo económicamente, supongo que por la experiencia, supongo que por el esfuerzo, pero todo lo demás sigue igual: Expresiones individuales, falta de equipo, muñequitos a la defensiva y cabezas agachadas ante el temor de levantar la mano. Los entiendo, pertenezco a su sistema, por eso estoy escribiendo esto, por eso soy parte del círculo vicioso. 

No puedo describir esta sensación de enojo y estrés, estas ganas de aplastar al mundo y tirarlo a la basura, odio con el alma la frase “en todos lados se cuecen habas”. Así que, ¿no hay sitio a dónde ir? Me rehúso a aceptarlo. ¡Quiero gritar como lo hago en mis sueños! Santo Dios, era más fácil aprenderme todas las montañas de México que aprender a sobrevivir en el sistema. Quiero dejarlo todo y volver a los paseos en triciclo. Esto no tiene fin. 

Soy parte de un estúpido círculo vicioso, soy parte del sistema, soy un ente más, soy una obrera con rutinas. No me está gustando en lo que me estoy convirtiendo. Aunque, recientemente descubrí que la mejor manera de romper los círculos viciosos es hacer lo que no quiero hacer, así que ahí va:

Empiezo por ser positiva (cosa que me CAGA cuando estoy tan enojada): Dar lo mejor de mí, disfrutar el viaje, aprender de lo bueno, refundir en el hoyo lo malo, ignorar los vicios de las personas que no toleras, porque al fin y al cabo “todo cae por su propio peso”. Pasarla bien por momentitos, demostrarle a las personas que amo cuánto las amo y buscar actividades que sí me hagan feliz, aunque estén fuera de 8 horas diarias. 

Hoy sólo estoy desilusionada de los que me dijeron cómo tenía que ser el mundo y no es. Hoy estoy enojada con aquellos a quienes les di mi confianza y se cubrieron el culo con ella. Hoy hago pucheros para desahogarme y llegar a casa para abrazar a mi perro y tomar de la mano a mi esposo. 

Y si esto es una etapa, ya quiero que se termine. 




lunes, 5 de agosto de 2013

Encaprichada


Si pudiera arrancarme sentimientos, me quitaría una que otra astillita del cerebro, pero no puedo. Hoy es uno de esos días en los que ando de capa caída, diría mi madre.  Me suelo poner sensiblona muy seguido, porque soy así o porque soy vieja, quizá ambas. 

Antes de caer en cuenta lo estúpidamente sensible que soy, todo era catástrofe (bueno, sigue siéndolo pero un poco menos) y no, el mundo no se acaba. En fin, estoy convencida que no está mal ponerse triste de vez en cuando sin razón aparente, tampoco está mal enojarse, ni ser un ogro, ni ser insoportable, ni todos esos calificativos feos que no nos gusta ser.  No está mal pasar por todo eso.
Claro, la situación deseable es estar siempre OK, rebosante, alegre, con una actitud poca madre ante la vida, sonriendo y así. Claro, sería ideal, fantástico, increíble… pero no, a veces nomás no se puede. El mundo cambia, yo cambio (con todo y explosiones de hormonas y así) lo que hacen los demás también afecta el cómo reacciono. 

Hoy ando bajoneada porque el mundo no es como me gustaría que fuera. ¿Y QUÉ? Ahora resulta que soy la única a la que le pasa. De vez en cuando agarro la onda con eso de “no esperes nada de nadie, así te sorprenderás y no te decepcionarás”, cosas así, pero otras veces no agarro la onda ¿y qué? Tengo ganas de ponerme caprichosita y exigirle al mundo, cual princesa, que sea como YO quiero (nomás hoy, porfis). 

Este día aplica aquella frase célebre: “el secreto está en abrazarla cuando no la entiendes". Hoy quiero apapachos, muuuuuuuchos besos, palomitas, chocolate, enchiladas, mi pijama, dormir temprano y encucharada. Hoy NO QUIERO “entender” que el mundo no es como me gustaría. Hoy quiero sacarlo toooooodo y ponerme de buenas como hace una semana. Putísima, ya me encapriché. 

 
*Por cierto, las ilustraciones son de Agustina Guerrero, una chica que siempre me pone de buenas.

lunes, 19 de agosto de 2013

Otro post triste


Buéh, es lunes otra vez y yo sigo con el zapato atascado en shit, es bastante triste reconocer que tengo que obligarme todos los días a sacudirme el pie para poder caminar. Estoy frustrada, estresada, aburrida, enojada y esperando el viernes con hartas ganas. 

Sigo peleándome con la utopía y los círculos viciosos.  Extraño mucho el descubrir el mundo con admiración, cuando de chavita aprendía sobre el polo norte, el petróleo, la conjugación de los verbos;  ahora el aprendizaje es sólo para sobrevivir, todo por encimita, experimentando el convivir con quien no quiero estar. 

Encontré muchas ventajas de mi paso por la escuela, pero ahora la que más me acomoda es la de pasar un tiempo y superar  la molestia: “Nomás paso el año y se acaba la materia”. ¿Ahora? Como diría mi sensei Mafalda, esto es un “antro de rutina” y pa’ colmo sin fin. 

Me siento muy perdida, ¿saben? Sé que lo que hago puede hacerme ganar dinero, pero no sé por dónde empezar. Sé  lo que sé hacer, pero no sé con quién debo hacerlo, dónde y bajo qué propósito, así de cantinflesco el asunto y todos sabemos que de esta manera no llegaré a ningún sitio. 

Tenía ganas del fin del mundo, no sé, quizá esperaba que un apocalipsis acabara con la apatía y nos dejara con ganas de amar al mundo en general. Nada pasó, todo sigue igual, la misma shit en mi zapato, las mismas cadenas, la misma gente, los mismos inconscientes, los mismos groseros, los mismos desconfiados, los mismos mediocres. Todo igual. 

Antes tuve las pelotas de irme del lugar donde me sentía agredida y explotada. Me fui y me fue mejor sólo económicamente, supongo que por la experiencia, supongo que por el esfuerzo, pero todo lo demás sigue igual: Expresiones individuales, falta de equipo, muñequitos a la defensiva y cabezas agachadas ante el temor de levantar la mano. Los entiendo, pertenezco a su sistema, por eso estoy escribiendo esto, por eso soy parte del círculo vicioso. 

No puedo describir esta sensación de enojo y estrés, estas ganas de aplastar al mundo y tirarlo a la basura, odio con el alma la frase “en todos lados se cuecen habas”. Así que, ¿no hay sitio a dónde ir? Me rehúso a aceptarlo. ¡Quiero gritar como lo hago en mis sueños! Santo Dios, era más fácil aprenderme todas las montañas de México que aprender a sobrevivir en el sistema. Quiero dejarlo todo y volver a los paseos en triciclo. Esto no tiene fin. 

Soy parte de un estúpido círculo vicioso, soy parte del sistema, soy un ente más, soy una obrera con rutinas. No me está gustando en lo que me estoy convirtiendo. Aunque, recientemente descubrí que la mejor manera de romper los círculos viciosos es hacer lo que no quiero hacer, así que ahí va:

Empiezo por ser positiva (cosa que me CAGA cuando estoy tan enojada): Dar lo mejor de mí, disfrutar el viaje, aprender de lo bueno, refundir en el hoyo lo malo, ignorar los vicios de las personas que no toleras, porque al fin y al cabo “todo cae por su propio peso”. Pasarla bien por momentitos, demostrarle a las personas que amo cuánto las amo y buscar actividades que sí me hagan feliz, aunque estén fuera de 8 horas diarias. 

Hoy sólo estoy desilusionada de los que me dijeron cómo tenía que ser el mundo y no es. Hoy estoy enojada con aquellos a quienes les di mi confianza y se cubrieron el culo con ella. Hoy hago pucheros para desahogarme y llegar a casa para abrazar a mi perro y tomar de la mano a mi esposo. 

Y si esto es una etapa, ya quiero que se termine. 




lunes, 5 de agosto de 2013

Encaprichada


Si pudiera arrancarme sentimientos, me quitaría una que otra astillita del cerebro, pero no puedo. Hoy es uno de esos días en los que ando de capa caída, diría mi madre.  Me suelo poner sensiblona muy seguido, porque soy así o porque soy vieja, quizá ambas. 

Antes de caer en cuenta lo estúpidamente sensible que soy, todo era catástrofe (bueno, sigue siéndolo pero un poco menos) y no, el mundo no se acaba. En fin, estoy convencida que no está mal ponerse triste de vez en cuando sin razón aparente, tampoco está mal enojarse, ni ser un ogro, ni ser insoportable, ni todos esos calificativos feos que no nos gusta ser.  No está mal pasar por todo eso.
Claro, la situación deseable es estar siempre OK, rebosante, alegre, con una actitud poca madre ante la vida, sonriendo y así. Claro, sería ideal, fantástico, increíble… pero no, a veces nomás no se puede. El mundo cambia, yo cambio (con todo y explosiones de hormonas y así) lo que hacen los demás también afecta el cómo reacciono. 

Hoy ando bajoneada porque el mundo no es como me gustaría que fuera. ¿Y QUÉ? Ahora resulta que soy la única a la que le pasa. De vez en cuando agarro la onda con eso de “no esperes nada de nadie, así te sorprenderás y no te decepcionarás”, cosas así, pero otras veces no agarro la onda ¿y qué? Tengo ganas de ponerme caprichosita y exigirle al mundo, cual princesa, que sea como YO quiero (nomás hoy, porfis). 

Este día aplica aquella frase célebre: “el secreto está en abrazarla cuando no la entiendes". Hoy quiero apapachos, muuuuuuuchos besos, palomitas, chocolate, enchiladas, mi pijama, dormir temprano y encucharada. Hoy NO QUIERO “entender” que el mundo no es como me gustaría. Hoy quiero sacarlo toooooodo y ponerme de buenas como hace una semana. Putísima, ya me encapriché. 

 
*Por cierto, las ilustraciones son de Agustina Guerrero, una chica que siempre me pone de buenas.