lunes, 4 de marzo de 2013

¡No a la comparación!


Estoy agradecida con el universo, he tenido la libertad de elegir qué quiero de mi vida y cómo la quiero. La mayoría de mis decisiones las he tomado bajo mi propio riesgo, sola y por mis tanates (en sentido figurado, ustedes entienden, ¿no?).

Lo que he buscado es un equilibrio. Primero hacer lo que me gusta con base en lo que estudié, aunque suene mamonsón, es así: Realizarme profesionalmente. Al mismo tiempo ponerle atención a la parte emocional, hablando específicamente de un proyecto de vida con una pareja.

Profesionalmente he llegado lejos, tomando en comparación mis propios fracasos, retos y posibilidades. He cambiado de sitios, he conocido personas, he aprendido nuevas actividades y he tenido distintos puestos, todo ello implica un graaaan aprendizaje.  Pero no he dado mi vida entera  a mis trabajos, también he puesto especial énfasis en mi corazón.

Amores, amigos, conocidos, experiencias… han formado la segunda parte de estos casi 7 años fuera de la universidad. Orgullosa puedo decir que he sido pionera en muchos aspectos. Cuando terminé mi carrera nunca me planteé en serio el cómo me vería en 5 o 10 años, sólo quería comerme el mundo, porque tenía hambre.

En ese momento quería aprender, aprender, empezar desde abajo y malpasarme si era necesario, lo hice, pero la dificultad se centraba en estar fuera de casa y obtener el sustento únicamente de mi trabajo. Fue un reto para mí (sé que muchos lo hacen y bajo condiciones casi imposibles), porque me empeñé en no sólo sobrevivir, sino en vivir también.

Moralmente tuve todo el apoyo, económicamente me tenía sólo a mí y eso influyó en todas mis decisiones. No poder salir de un trabajo que me asfixiaba porque eso implicaba no tener ni comida ni dinero para la renta, regresar con papás era una posibilidad, pero no para tenerlo todo: Casa, comida y realización profesional, algo tenía que sacrificar y regresar con papás era eso, dejar atrás el sueño guajiro de triunfar (dejemos el en qué para otro post).

Aunado a eso quería tener una linda relación, llena de amor, apoyo, risas y con planes futuros. Tristemente me di cuenta que el dicho era cierto “el que mucho abarca, poco aprieta”. O una u otra, Foreys, pero no todas al  100 por ciento, no podía estar bien económicamente, no podía tener un trabajo sano, una pareja súper atendida y si lo vemos más lejos, menos atendida estaba yo misma por mí misma, ¿cachan?

Lo anterior es sólo contexto, no para presumir o victimizarme, sino para entender (por mí) lo siguiente: NUNCA debo compararme con NADIE y lo mismo deberían hacer todos. Habrá personas que hayan crecido más que yo profesionalmente, es cierto, pero su contexto fue distinto, sencillo: vivían con sus padres (gran ayuda, créanme).

Otros quizá no crecieron tanto profesionalmente, pero ya están casad@s y con hijos y se ven MUY felices. En ese momento no podía y no podía por mi frustración de no haber intentado el “triunfar” y ganar mi primer millón, ¡já! Ahora estoy lista para ese paso, pero ya entendiendo que lo que viví fue por una razón, no sé cuál, pero me gusta llamarle: crecimiento.

A mí en realidad me PURGA compararme con los demás, aún más que los otros me comparen, no se puede comparar cuando los contextos y personas son completamente distintos, tanto en círculos sociales como en personalidades y carácter.

Estoy de acuerdo en tomar ejemplos, pero creo que esos serán personales. El “mira cómo fulanito o menganita lo han logrado” es una forma muy ñiuck de tratar motivar a alguien. Estoy más a favor de que la gente cuente sobre su vida y así que las personas tomen lo que les sirve, porque todo eso es introspección y no imposición.

Hoy me pongo la camiseta NO A LA COMPARACIÓN e invito al público en general a analizar a la persona a criticar o a comparar bajo su propio contexto y no en el de los demás, porque bajo otro contexto, la persona criticada siempre saldrá perdiendo.

Ahora bien, fuerza, Foreys, para entender lo que no puedes cambiar y para reconocer tus propios logros, no puedes dejarle la responsabilidad de tu reconocimiento a los demás, porque ellos sólo verán un fragmento de lo que en verdad es y hablarán descontextualizados cada que puedan, sobre todo aquellos que te conocen poco.

Aquí nomás, hablando de mí en tercera persona.

Por su atención, gracias.



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lunes, 4 de marzo de 2013

¡No a la comparación!


Estoy agradecida con el universo, he tenido la libertad de elegir qué quiero de mi vida y cómo la quiero. La mayoría de mis decisiones las he tomado bajo mi propio riesgo, sola y por mis tanates (en sentido figurado, ustedes entienden, ¿no?).

Lo que he buscado es un equilibrio. Primero hacer lo que me gusta con base en lo que estudié, aunque suene mamonsón, es así: Realizarme profesionalmente. Al mismo tiempo ponerle atención a la parte emocional, hablando específicamente de un proyecto de vida con una pareja.

Profesionalmente he llegado lejos, tomando en comparación mis propios fracasos, retos y posibilidades. He cambiado de sitios, he conocido personas, he aprendido nuevas actividades y he tenido distintos puestos, todo ello implica un graaaan aprendizaje.  Pero no he dado mi vida entera  a mis trabajos, también he puesto especial énfasis en mi corazón.

Amores, amigos, conocidos, experiencias… han formado la segunda parte de estos casi 7 años fuera de la universidad. Orgullosa puedo decir que he sido pionera en muchos aspectos. Cuando terminé mi carrera nunca me planteé en serio el cómo me vería en 5 o 10 años, sólo quería comerme el mundo, porque tenía hambre.

En ese momento quería aprender, aprender, empezar desde abajo y malpasarme si era necesario, lo hice, pero la dificultad se centraba en estar fuera de casa y obtener el sustento únicamente de mi trabajo. Fue un reto para mí (sé que muchos lo hacen y bajo condiciones casi imposibles), porque me empeñé en no sólo sobrevivir, sino en vivir también.

Moralmente tuve todo el apoyo, económicamente me tenía sólo a mí y eso influyó en todas mis decisiones. No poder salir de un trabajo que me asfixiaba porque eso implicaba no tener ni comida ni dinero para la renta, regresar con papás era una posibilidad, pero no para tenerlo todo: Casa, comida y realización profesional, algo tenía que sacrificar y regresar con papás era eso, dejar atrás el sueño guajiro de triunfar (dejemos el en qué para otro post).

Aunado a eso quería tener una linda relación, llena de amor, apoyo, risas y con planes futuros. Tristemente me di cuenta que el dicho era cierto “el que mucho abarca, poco aprieta”. O una u otra, Foreys, pero no todas al  100 por ciento, no podía estar bien económicamente, no podía tener un trabajo sano, una pareja súper atendida y si lo vemos más lejos, menos atendida estaba yo misma por mí misma, ¿cachan?

Lo anterior es sólo contexto, no para presumir o victimizarme, sino para entender (por mí) lo siguiente: NUNCA debo compararme con NADIE y lo mismo deberían hacer todos. Habrá personas que hayan crecido más que yo profesionalmente, es cierto, pero su contexto fue distinto, sencillo: vivían con sus padres (gran ayuda, créanme).

Otros quizá no crecieron tanto profesionalmente, pero ya están casad@s y con hijos y se ven MUY felices. En ese momento no podía y no podía por mi frustración de no haber intentado el “triunfar” y ganar mi primer millón, ¡já! Ahora estoy lista para ese paso, pero ya entendiendo que lo que viví fue por una razón, no sé cuál, pero me gusta llamarle: crecimiento.

A mí en realidad me PURGA compararme con los demás, aún más que los otros me comparen, no se puede comparar cuando los contextos y personas son completamente distintos, tanto en círculos sociales como en personalidades y carácter.

Estoy de acuerdo en tomar ejemplos, pero creo que esos serán personales. El “mira cómo fulanito o menganita lo han logrado” es una forma muy ñiuck de tratar motivar a alguien. Estoy más a favor de que la gente cuente sobre su vida y así que las personas tomen lo que les sirve, porque todo eso es introspección y no imposición.

Hoy me pongo la camiseta NO A LA COMPARACIÓN e invito al público en general a analizar a la persona a criticar o a comparar bajo su propio contexto y no en el de los demás, porque bajo otro contexto, la persona criticada siempre saldrá perdiendo.

Ahora bien, fuerza, Foreys, para entender lo que no puedes cambiar y para reconocer tus propios logros, no puedes dejarle la responsabilidad de tu reconocimiento a los demás, porque ellos sólo verán un fragmento de lo que en verdad es y hablarán descontextualizados cada que puedan, sobre todo aquellos que te conocen poco.

Aquí nomás, hablando de mí en tercera persona.

Por su atención, gracias.



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