Moría de ganas de ir a la playa, hacer montoncitos de
arena en mis pies y meterme en la alberca hasta que los deditos se hicieran
arrugaditos, arrugaditos. También tenía un libro pendiente, un bronceado
esperándome y dos trajes de baño sin estrenar. Tenía más ganas de compartirlo
todo con el chango, de salir de viaje con él y conocernos en el mood vacaciones
time. Y… lo logré, así, casual.
Todo fue muy lindo, sí, muy lindo.
Acapulco 2012
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