lunes, 26 de enero de 2015

Me subí al tren del mame por equivocación

No conocía nada de Yayoi Kusama, la única referencia que tenía de ella era un tuit que redacté para una prueba de CM, pero nada más, ¡qué triste!, eso demuestra que tengo que abrir más los ojos y ver menos TV.

Fui a su exposición en el Museo Tamayo porque una de mis mejores amigas tenía muchas ganas de ir, así que aprovechó las vacaciones para invitarme y me latió la idea de no quedarme en casa. Al final no pudo ir, pero yo estaba lista para salir, ¿para qué quedarme?

La fila era bastante larga, en mis tres horas de espera le apachurré a unos cuantos hashtags sobre #YayoiKusama y mi expectativa creció. Compramos boletos, fuimos a desayunar y regresamos para formarnos (entrar después de una larga fila me pone nerviosa).

¡Me gustó mucho! Me gustaron más sus primeras obras, por supuesto las instalaciones, pero definitivamente mi parte favorita fue su trabajo en papel. Y vaya, descubrí que es real, es una superestrella japonesa.

Al final, sí, me subí al tren del mame y me gustó. Me gustó también aprender sobre ella y darme cuenta que hay personas extraordinarias, porque puede o no gustarles su trabajo, pero sus logros hablan por sí solos, ella es una pionera. Y sí, yo también me tomé mi selfie.

Por cierto, neta... ¡vean el videito!

 

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lunes, 26 de enero de 2015

Me subí al tren del mame por equivocación

No conocía nada de Yayoi Kusama, la única referencia que tenía de ella era un tuit que redacté para una prueba de CM, pero nada más, ¡qué triste!, eso demuestra que tengo que abrir más los ojos y ver menos TV.

Fui a su exposición en el Museo Tamayo porque una de mis mejores amigas tenía muchas ganas de ir, así que aprovechó las vacaciones para invitarme y me latió la idea de no quedarme en casa. Al final no pudo ir, pero yo estaba lista para salir, ¿para qué quedarme?

La fila era bastante larga, en mis tres horas de espera le apachurré a unos cuantos hashtags sobre #YayoiKusama y mi expectativa creció. Compramos boletos, fuimos a desayunar y regresamos para formarnos (entrar después de una larga fila me pone nerviosa).

¡Me gustó mucho! Me gustaron más sus primeras obras, por supuesto las instalaciones, pero definitivamente mi parte favorita fue su trabajo en papel. Y vaya, descubrí que es real, es una superestrella japonesa.

Al final, sí, me subí al tren del mame y me gustó. Me gustó también aprender sobre ella y darme cuenta que hay personas extraordinarias, porque puede o no gustarles su trabajo, pero sus logros hablan por sí solos, ella es una pionera. Y sí, yo también me tomé mi selfie.

Por cierto, neta... ¡vean el videito!

 

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